1/5/11

Sadness


Tristeza, soledad, ¿de que le servía tener hijos, nietos, familia si no iban a estar con el en sus ultimas horas de vida? En la soledad de su habitación, viendo la blanca cortina balancearse a causa del suave viento que corría, empieza a recordar. Recordar esos momentos que paso en su larga vida, momentos que lo marcaron, momentos felices, tristes, pasando de una pobreza extrema a llegar a tener una vida digna, ganándosela honradamente. Recordó a su fallecida mujer, hermosa como siempre, con sus cabellos rubios al compas de la briza marina llamándolo a tomar el te con su sonrisa característica; amaba su alegría, su compañía; la amaba. Recordó el crecer de sus dos hijos, el mayor, igual a él pero con el amor y la vives de su compañera. La menor, su pequeña, a la que siempre necesito proteger, rubia de ojos verdes, ella tenia sus ojos y su personalidad. Pero ahora cada uno tenia su propia familia, ya no necesitaban al pobre viejo, por mas que el los anhelara con todo su ser, ellos no estaban ahí, no estaban para tenerle la mano como soñaba día a día. Sus nietos, se desvivía por los tres, y ellos nunca se acordarían del canoso que se encontraba en esa solitaria cama. No, ellos nunca sabrían que tuvieron un abuelo, un abuelo que los amo por sobre todas las cosas.

Dolor, pena, y un sentimiento que lo estaba matando poco a poco, estrujándole el corazón, deseando que llegara la hora. Un flash de imágenes inundo su mente, recuerdos que no sabia que poseía, recuerdos que creía perdido, risas y lagrimas que según el nunca las soltó, desconocidos riendo y brindando, pequeños abrasándolo. Ya no recordaba esas caras tan conocidas por el unos años atrás, caras que veía a diario en esa habitación y no sabia quienes eran, caras iguales a los de sus hijos pero avejentadas.

6:45 hs, con su último vistazo al reloj que había en su mesita de luz, sintió con una sonrisa que era la hora, la hora de cerrar los ojos. No podría esperar a que esa señora que llegaría a las siete le tomara la mano, no podría esperar que el señor de ojos verdes le llevara de cenar. No podría despedirse de esos tres adolescentes que siempre llegaban y le contaban cosas asombrosas, cosas que cuando el era joven no hacia. Ya no podría esperar.

El día 17 de noviembre de 1998, a las 6.55 fallece a la edad de 84 años, el señor Naclov. Familiares y amigos siempre lo recordara, como el tierno y cariñoso padre/abuelo que siempre fue, que a pesar de sus canas y su enfermedad de Alzheimer, estuvo siempre con nosotros y lo seguirá estando.

(realto escrito gracias a la inspiracion de SADNESS compuesto por Arturo!)