Corre, tan rápido como sus pies pueden. Ella sabe que la persiguen. La noche es oscura, la lluvia torrencial que cae no le deja ver. El sonido de sus pasos pesados quedaban ahogados por las gotas al chocar contra el pavimento. Su jadeo era constante. Había corrido bastante y no le faltaba mucho para llegar. Un relámpago ilumino la calle por un segundo y ahí apareció vestido con ropas holgadas, empapado de pies a cabeza. Se acerco a ella con paso lento, desesperándola, haciéndola retroceder. El mostró una sonrisa lasciva cuando la vio acorralada contra la pared. Sus ojos cargados de sed de venganza mostraron un brillo de demencia y un alarido desgarrante quedo suspendido en el viento siendo escuchado por nadie.
